También al sentirme liviano
por sueño de fármaco droga
mi diáfana mente aboga
pidiendo escribir siempre llano.
Pensar que insistir no es en vano
sabiendo que no existe soga
que me ate a los versos en boga
o impida vencer al desgano.
Por eso me esfuerzo inconsciente
y sigo vertiendo grafías
aun si la musa silente
tan sólo me mire y se ría;
la pluma que esgrimo no miente
pues siempre las rimas son mías.
Orlando Francisco Menéndez
31/05/2009 03:00