Cómo escribir poesía


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 ACERCA DE LA POESÍA — Pimera Parte
(Inspiración - Forma de la poesía - Sentimientos del escritor y del lector)


La poesía, incluso la que tiene métrica y rima, no surge del conocimiento de nociones de versificación, aunque sean importantes. Surge de palabras que brotan y que se acomodan solas en versos u oraciones, y estos en estrofas o párrafos, decidiendo por sí mismas y por la magia que encierra el sentimiento quienes serán.

Y algunos versos, hasta auto-creándose “dicen”:
—Queremos ser una redondilla.
Y otros “dicen”:
—Queremos ser un soneto

etcétera.

Pero no faltan los que “dicen”: 

—Queremos ser un verso libre.
—Queremos ser una prosa poética.

Es así que, germinados por emociones, ellos mismos deciden. Porque las musas de la inspiración determinan el contenido y la forma de la poesía. Eso no se debería pensar.

Del corazón surgen melodías conjugándose con las palabras vertidas y cuando terminan de expresarse, uno se encuentra con la belleza de la mismísima estructura que surgiendo sola, libera los sentimientos plasmándose en poesías.

Entonces quedan allí, guardados, no solamente las huellas y los rastros de esos sentimientos, sino también la entidad generadora de otros nuevos sentimientos que el lector experimentará al leerlas.



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 ACERCA DE LA POESÍA — Segunda Parte
(Pensamiento - Lenguaje - Colores - Sentires - Surrealismo)


Aunque a ciencia cierta logramos procesos del pensamiento mediante el lenguaje y ambos, lenguaje y pensamiento, están estrechamente relacionados entre si, existe otra forma de pensar que es el mismísimo sentir.

Por ejemplo: Sabemos que el particular universo cromático es hermoso. Algunos colores nos fascinan y ello se debe a que pueden hacernos sentir ciertos estados de ánimo. De esta forma puede decirse que los colores parece que expresaran sentimientos, porque eso es lo que percibimos.

Las significaciones de los pensamientos abstractos percibidos y/o expresados en colores son maravillosas.

Valga como ejemplo la exacerbación de los sentidos (
sinestesias)  que permite a algunas personas“escuchar” los colores y “ver” u "oler" la música. Obviamente no es algo habitual sino atípico, pues pocos lo experimentan sin recurrir a alucinógenos. Otros ni siquiera saben de qué se trata, pero pueden leer la explicación.

Quizá por eso, aunque sin saber el porqué, muchos repiten frases como "la vida es rosa" y "el amor es azul" sólo debido a que algunos poetas así lo sintieron y expresaron.

Y es así porque los poetas, acaso, nos atrevemos a experimentar algo sumamente parecido a las sinestesias al expresar por escrito el funcionamiento real del pensamiento.

Y es ese mismísimo dictado del pensamiento y ese automatismo psíquico puro de nuestras musas sin la intervención reguladora de la razón, tan similar al 
“surréalisme” , lo que nos permite ser poetas.


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 ACERCA DE LA POESÍA — Tercera Parte
(Poesía de la experiencia - La otra sentimentalidad - Anacronismo 
- ¿La poesía es mentira? ¿El poeta es un fingidor?)



Mi placer al escribir poesía es indescriptible. La inspiración no siempre parece venir de estados de ánimo. Independientemente de cómo me siento, ponerme frente a la página en blanco y escribir lo que nace en ese momento, es extraordinariamente mágico. Diría que es hasta terapéutico de alguna manera. Es como hacer una catarsis.

Sea que tenga la dicha y felicidad más inmensa o la aflicción y angustia más profunda, o que sienta la total y absoluta apatía, o que tan sólo tenga los sentimientos de la cotidianidad, la inspiración siempre llegará automáticamente cuando pongo la página en blanco delante mío. Pero por otra parte, la mayoría de las veces (y esto es fundamental que se comprenda), los temas que abordo en mis poesías, no siempre están sincronizados con mis estados de ánimo, sino que me los imposto al comenzar a escribir, aunque tengan algo que ver con mis vivencias actuales o anteriores.

Pero ¿es la poesía el escrito del poeta, es decir, del fingidor (¿?) como algunos lo llaman. Porque suele decirse que la poesía es ficción, que es mentira; que el poeta sería un mentiroso. Y no hace mucho descubrí que se han acuñado los términos «La otra sentimentalidad» o «La nueva sentimentalidad» o incluso «La poesía de la experiencia».

Obviamente, la poesía no tendría que versar sólo de hechos memorables tan habituales en los otrora cantares de gesta. No. La poesía es de todos o para todos. La poesía es de nosotros, de la gente de la calle que no somos héroes.

Por eso se aleja de la concepción romántica de la poesía como expresión fiel de los sentimientos y estados de ánimo, dado que no siempre coinciden con los actuales o propios. 

Entonces, convengamos ¿por qué no?– que como poeta puedo ser un fingidor frente a la página en blanco. Pero, tales fingimientos o mentiras son verdaderos, pues son sentimientos reales aunque sean anacrónicos, ajenos, o hasta impostados. 


No obstante ello, cuando creí haber impostado hechos y sentimientos, al releer mis poesías, comprendo que la realidad vivencial había brotado de mi subconsciente sin que yo me lo propusiera...

... Y eso es precisamente lo que indico en toda esta ponencia de tres partes ACERCA DE LA POESÍA que aquí le pongo término (aunque sólo sea el comienzo).


Será bueno que lo lean otra vez o que lo utilicen como material de consulta en su labor de poetas.


Un saludo cordial a todos. 


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