De este húmedo opaco firmamento
que hoy llora la tristeza acumulada
se percibe la caricia de clemencia.
Era hora ya, que el cielo descolgara
tantas lágrimas en nubes contenidas
engañando en disimulos su tristeza.
Era hora que las mustias enramadas
inertes de frío y sedientas lamieran
resbalosas gotas de un chaparrón,
y se quedan levitando en tristes versos
las angustias que arrastraron tanto tiempo
esas nubes de ese cielo en estas ramas.
Orlando Francisco Menéndez
14/06/2010 12:20