Salí
ansioso y muy deprisa
sin
prepararme siquiera.
Busqué que
muy blanca fuera,
que al día
propuesto aludiera,
mas por
tanta intensidad
que rojos
bordes tuviera.
Y mientras
la envolvían
garrapateé
en la etiqueta
mi
sentimiento inefable
en misiva
muy escueta.
. . . . .
Llegué allí
y te dijeron
mi nombre;
que estaba allí,
y me agrado
la alegría
que
expresaste y que te oí.
Y me encantó
tu acogida
tan amena y
familiar;
recibirme
como estabas
de entre
casa, y natural.
Y bebí ese
buen café
de tu
esmero agasajar;
café que
estaba anhelando
con sabor
de tu amistad.
. .
. . .
Yo corrí a
verte deprisa
tú no
estabas preparada
pero traje
tu sonrisa
en mi
corazón guardada.
. .
. . .
© Orlando F. Menéndez