mi alma has robado,
aunque
yo anhelaba
seguir nuestro abrazo.
¡Qué escena fue aquella,
lasciva y carnal!,
pero los matices
destiñen la luna
y bajan, despacio,
y bajan, despacio,
el telón final.
Sin ningún aplauso
murió en su silencio
vacío escenario
que otrora fue amor.
Y hoy, desvaídos,
quedan mis azules
espacios de olvido
signando otro rumbo:
las nuevas historias
que he de comenzar.
© Orlando F. Menéndez
Amigo Orlando, te abraza mi corazón. Muchas felicidades a tu inspirada musa que te hace escribir tan bello: El amor.
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