Silenciada esa bella melodía
el teclado es que me inquiere en desconcierto
y mirándolo azaroso es que no acierto
las respuestas en la tarde de este día.
Esa aguja de reloj —si giraría—
marcaríame este tiempo que no invierto
cuando escribo este soneto que está muerto
al caérseme la noche que quería.
Pero insisto en dactilares movimientos
de la muerte que cerniéndose en mi sombra
me va dando la energía por momentos.
Mas la métrica o la rima no se asombra
y aparece este verboso y vano intento
pues mi alma no te ve y ya no te nombra.
- Orlando Francisco Menéndez
- 08/03/2009 19:30
Que hermoso!
ResponderEliminarComo tú, a veces, yo tampoco sé que decir.
Pero ya sabré cómo (:
Saludos!
A este triste soneto
ResponderEliminarle quiero yo, agradecer
porque aunque sea triste
nombra hoy a la mujer
geciasssssss amigoooooo
por acordarte de nosotras