No fue sólo ayer; —introspección—
hoy también me derramo en lágrimas
al alcanzar el comienzo del final
torpe e inclemente,
lento e implacable.
Por las mejillas se escurre mi alma
derretida, lánguida y débil.
Ya no hay musas en mi corazón
ni en
aromas de mis aires con café
ni en sabores por mi boca.
¡Ay, ay...! ¡No...!
Ya no hay musas.
ni en sabores por mi boca.
¡Ay, ay...! ¡No...!
Ya no hay musas.
© Orlando F. Menéndez
8 de Abril de 2013
qué hermoso, hablar de la soledad del alma, tal vez por un tiempo, tal vez por siempre...
ResponderEliminaralguien vendrá y volverá la inspiarción...
ya lo verá
DESDE MÉXICO
Saludos amigo Orlando, es muy lindo tambien saber que me sigues leyendo y reciber comentarios tuyos en mi blog, si ha habido momentos que he pensado abandonar pero siempre hay una razon para escribir nuevos versos, pero eso lo sabes tu muy bien, espero sigas bien, besos!!!
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