Aún culpando a Graham Bell por la factura
por enorme o impagable que ella fuera
vale el costo que no es gasto y que invirtiera.
Pues resulta por lo menos ser excusa
por robarle por el tubo alguna musa
que su amable y dulce voz me transmitiera.
Orlando Francisco Menéndez
25 de abril de 2008, hora 23:00
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