Una escalera nomás y ya me pierdo
—Anacarsis— vagamente en el recuerdo.
La diagonal, después, que no me olvido
con fragancias de flores y de pino.
Mi llanto, el dolor porque me deja,
el manubrio y la espalda que se aleja.
Orlando Francisco Menéndez
25 de abril de 2008, hora 22:40
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