Si de ética y prejuicios te olvidaras
y pasión en otros labios tú buscaras
probarías de la miel de lo prohibido.
Por gustarla desleal habrías mentido
a tu cónyuge escondiendo los indicios
no importándote ni el daño ni el perjuicio.
Y tendrías en tu alma el letargo,
corazón que latiría por lo amargo
y la mente desprovista ya del juicio.
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Orlando Francisco Menéndez
16/05/2008 10:20, Argentina
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