mi día que anochecido
de penumbras imbuido
en el reloj que me indica
y la alarma que rubrica
que aun me encuentro dormido.
Desatinos que desgastan
y no resultan tardíos
de seres que en sus desvíos
atentan contra la paz
como demonio voraz
intrincándome de hastíos.
Ya quisiera despertar
y de a uno irlos matando;
escucharlos suplicando
mientras yo con mi demencia
puñaladas les voy dando.
Por si se agotan mis brazos
con mi Bersa niquelada
–diecisiete desfogada–
y con cuatro cargadores
descerrajando candores
en reunión ensangrentada.
Despertándome agitado
me levanto y muy deprisa
mientras mi mano la alisa.
Muy radiante amaneció
el día resplandeciente
café, como es habitual,
prosigo con mi ritual
de vivir plácidamente.
Orlando Francisco Menéndez
26/07/2008 21:55 Argentina
Esta es una de mis favaoritas, definitivamente. Hay mucho coraje en estas palabras, pero el desenlace no resulta trágico.
ResponderEliminarSaludos, amigo.