—¡Basta ya! pues ya me hartas
con tus engaños ladinos
entre ese humo y tus vinos
de mentiras, esas sartas.
—¡Basta ya! qué me has cansado
al seguir con esos vicios
que me cuestan sacrificios
ya sin ganas, fatigado.
—¡Basta ya! porque ya basta
todo el triste renegar
corazón que se desgasta
de quebranto y malestar
y el hogar que se devasta
pues no te quieres curar.
Orlando Francisco Menéndez
03/12/2008 20:00
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