Vacío de ánima y muerto
viajaba el viajero un día
y en esa triste agonía
de su cadena arrastrando
por su pecado penando
su castigo merecía.
Ser importante en lo alto
ante los otros fingía
pero inculto y con falsía
al pretender hacer mal
sólo dejaba inmoral
tonto agravio que escribía.
Y en vacuidad de cerebro
por pretender importancias
le resultó que sus ansias
por publicar de emisario
fue comprendiendo el falsario
que lo burlé —Muchas gracias.
Orlando Francisco Menéndez
06/12/2008 19:35
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