como si nada tuviera
jerarquía
y que mis musas
teniendo la autarquía
hasta de ella a
escribirle me obligara
y mi estilo
solamente se entregara
a ensalzarla en
expresiones de anarquía.
–¿Qué hago yo? –me
preguntaba azaroso
–Pues pretendo
escribir cosas afables
que leyéndolas
resulten ser amables...
¿O es qué no saben
que yo soy el poeta?
Solo aclaro, y
perdón que me entrometa,
pues de “nada” no es
bueno que se hable.–
Jaraneando se reían
todas juntas
–¿Cuándo fue que algo
solo tú escribiste?
Pues nosotras somos
musas, ya dijiste
te inspiramos
dándote los versos tiernos
que en veranos, en
otoños o en inviernos
te brindamos
primaveras que a otros diste.–
Me quedé hipnotizado
viendo escrito
la carilla con
estrofas concluidas
con las rimas de la
“nada” imbuidas
(y los versos con la
métrica perfecta
de poesía que
inmediata y directa)
por las musas y mi
pluma son surgidas.
Orlando Francisco
Menéndez
29/06/2008, 20:00 (GMT-03:00)
Amigo, es evidente que recibes la visita de las Musas cada vez que te sientas a sorber tu café, muy buen poema, te felicito!!!!
ResponderEliminarRecién hoy pude ver que ese "Unknown" ya no es desconocido. ¡Eres tú!
EliminarGracias, amigo Daniel Pablo Signorini.
La pesía de la nada,
ResponderEliminarluce preciosa, completa,
ya que nació de tu pluma
queridísimo poeta.
Un abrazo... con mis felicitaciones,
A tu bello comentario
Eliminaryo no sé que responder;
me falla el abecedario
o no lo pude aprender.
Un abrazo... con mi agradecimiento.
P.D. Cariños desde mi Mar del Plata hasta tu Morelia.