Madrugando –incomprensible– con desvelos
me incorporo solamente a hacer poesía
en un viernes especial de húmedo día
de guitarra, recitados y canciones
. . con mi tiempo disponible de pasiones
. . de una noche conectado con María.
El reloj miro esperando a Liliana
que en almuerzo amenizado con sonrisa
hablaremos apacibles y sin prisa
lo que hicimos anteayer con nuestras vidas
. . preocupadas por las idas y venidas
. . de un quehacer que por el tiempo se desliza .
Con el agua que se ha hervido en la cocina
que es señal de que me encuentro concentrado
sin problemas ni inquietudes he logrado
disfrutar de una mañana bella y plena
. . con mi taza de café que ya está llena
. . —satisfecho—– el medio día ya ha llegado.
Orlando Francisco Menéndez
20/06/2008, 12:00 Argentina
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